Llano Ponte, Juan de

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Autor: Ramón Baragaño*, escritor e investigador.

Juan de Llano Ponte, uno de los tres obispos nacidos en Avilés (los otros dos son fray Valentín Morán y fray Felipe González-Abarca), es una de las figuras más interesantes del episcopologio ovetense, aunque también una de las menos conocidas debido a que ha sido poco estudiada. Tal como ocurre con otros personajes de esta villa, ha habido autores que negaron su condición de avilesino, pero Juan de Llano Ponte y Sierra nació en Avilés el 23 de abril de 1727, en el seno de un noble linaje, tal como señala inequívocamente su partida de bautismo, que figura en el tomo V (folio 210 vuelto) del archivo parroquial de San Nicolás de Bari, y que ha sido publicada por Justo Ureña, cronista oficial de Avilés: «En Avilés y abril veinticuatro de mil setecientos veintisiete años, yo Tirso García Prada, presbítero de la Villa de Avilés, con licencia de don Gregorio Jacinto Pérez, su cura propio de San Nicolás de esta Villa. Bauticé solemnemente con el Santo Óleo y Chrisma un niño a quien puse por nombre Juan Francisco Xavier Antonio: hijo legítimo de Juan Alexos de Llano Ponte; y de doña María Antonia de Sierra Flórez y Arrellana, sus padres. Fue padrino don Manuel de Llano Ponte, no hubo madrina, hermano del bautizado, advertí de la obligación que tenía, y según declaró su padre el niño nació el día antes, y para que conste lo firmo up supra. Tirso García Prada, rubricado».

Estudió la carrera eclesiástica en Oviedo y se doctoró muy joven en Teología en la Universidad ovetense. Enseguida, a los veintidós años de edad, consiguió un puesto de canónigo en el Cabildo catedralicio de la capital de Asturias, donde comenzó desempeñando los cargos de secretario y contador. En 1759 fue comisionado para resolver en Madrid algunos asuntos delicados, tarea que llevó a cabo con notable acierto. Al año siguiente se le nombró arcediano de Gordón y en 1770 fue designado prior de dicha iglesia. El entonces obispo de Oviedo, Agustín González Pisador, era hombre de delicada salud y pasaba largas temporadas en tierras castellanas, por lo que, para atender los deberes de la mitra en Asturias, nombró a Llano Ponte obispo auxiliar, puesto que desempeñó durante unos veinte años. A lo largo de su ministerio recorrió varias veces la diócesis, solucionó muchos temas eclesiásticos y socorrió a muchos necesitados de la región durante las grandes escaseces que ésta padeció.

Al fallecer González Pisador el 17 de marzo de 1791, fue inmediatamente propuesto como sucesor, lo que fue aprobado por el rey Carlos IV. Al conocerse la noticia en Oviedo fue recibida con enorme júbilo en todo el Principado. Confirmado en Roma el 26 de septiembre, tomó posesión, mediante apoderado, el 29 de noviembre de 1791, aunque hasta el 28 de noviembre del año siguiente no ocupó oficialmente la mitra, que desempeñó con gran celo y exquisita prudencia. Al obispo le gustaba pasar largas temporadas en Avilés, en el palacio que su familia poseía al comienzo de la calle del Rivero (hoy sede de los multicines Marta y en el que Armando Palacio Valdés situó algunos pasajes de su novela ´Marta y María´), edificio que habían construido los hermanos García Pumarino, ricos indianos cuyos descendientes lo habían canjeado por la casa que los Llano Ponte habían edificado en la actual calle de la Estación, en el barrio de Sabugo. Para poder acceder en carruaje a dicho palacio, el obispo compró y demolió parte de los soportales de la estrecha calle, y también elevó y dotó de alcantarillado el pavimento, con el fin de que no sufriera inundaciones por las abundantes aguas procedentes de la huerta del Marqués (hoy parque municipal de Ferrera).

Asimismo, pagó de su bolsillo la ampliación de la sacristía de la parroquia de San Nicolás (actualmente iglesia de los padres franciscanos), que casi llegó a cerrar el paso por la calle de los Alfolíes y que posteriormente hubo que devolver a su primitiva alineación. En la casa de la finca que el Obispado poseía en Contrueces (Gijón) pasaba los meses de verano. Publicó una ´Exhortación... al clero´ de su diócesis (1794) y una ´Pastoral...´ (1798).

El prelado avilesino era hombre de elevada estatura, gran amigo de Jovellanos (aunque no lo apoyó en la creación del Instituto Técnico de Gijón), aficionado a los estudios históricos y un gran asturianista, como demostró con la colaboración decidida que desde el año 1800 prestó al canónigo asturiano y director de la Real Academia de la Historia, Francisco Martínez Marina, para la elaboración del ´Diccionario geográfico-histórico de Asturias´, que no llegó a culminarse. Para esta obra escribió una ´Descripción y noticias del concejo de Avilés´, cuyo manuscrito, que se conservaba en el archivo de dicha institución, desgraciadamente se perdió, y coordinó el trabajo de varios párrocos para la redacción de otros concejos: Aller, Cabrales, Candamo, Cangas de Tineo, Castrillón, Castropol, Colunga, Grado, Grandas de Salime, Laviana, Langreo, Lena de Yuso y Suso, Parres, Piloña, Ponga, Pravia, Quirós, Riosa, Ribadesella, Ribera de Arriba, Ribera de Abajo, Salas, Siero, Somiedo y Tudela.

En 1801 fue nombrado miembro honorífico de la Real Academia de la Historia. Enfermo desde 1800, falleció el 23 de abril (aunque algunos autores dicen que fue el 24 y otros el 29) de 1805 en Contrueces, y recibió sepultura en la capilla mayor de la Catedral de Oviedo, al lado de la epístola y sin epitafio.

Nota

(*) Este texto se publicó también en el diario La Voz de Avilés-El Comercio, con fecha sábado 11 de diciembre de 2010 y título El avilesino Juan de Llano Ponte, obispo de Oviedo, en la sección «Pliegos del alfoz», que Ramón Baragaño dedica a investigaciones locales.

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