Teléfonos: Oficina de turismo
Datos básicos
Clasificación: Etnografía
Clase: El concejo
Tipo: Varios
Comunidad autónoma: Principado de Asturias
Provincia: Asturias
Municipio: Avilés
Parroquia: Avilés
Entidad: Avilés
Comarca: Comarca de Avilés
Zona: Centro de Asturias
Situación: Costa de Asturias
Dirección: Aviles
Código postal: 33402
Cómo llegar: Aquel día en que, por caminos de hierro, llegó el tren a Avilés
Dirección digital: 8CMPH35G+82
E-mail: Oficina de turismo
E-mail: Ayuntamiento de Avilés
Sobre Avilés: Cosmopolita, marinera, medieval, dinámica y metropolitana, así es la ciudad de Avilés y su entorno.
Tipo de turismo: accesible, arquitectónico, carreras de montaña, cementerios, cicloturismo, compras, costero, cultural, espacios protegidos, eventos, gastronómico, industrial, lgtb, marítimo o de cruceros, monumental, negocios, ornitológico, religioso, reuniones y congresos, rural, seminarios y convenciones, sol y playa, urbano o de ciudad y viajes de incentivo.
Aquel día en que, por caminos de hierro, llegó el tren a Avilés
Nota: No disponemos de foto de Aquel día en que, por caminos de hierro, llegó el tren a Avilés, mostramos un detalle del mapa de la zona. Si observa algún error en el contenido, agradecemos use el formulario que hay a pie de página.
Descripción:
- Autor: Alberto del Río Legazpi*, escritor e investigador asturiano.
Ocurrió el 6 de julio de 1890 y es una relevante fecha en la historia local. En la mañana de aquel día y sobre un camino de hierro anclado a tierra firme, nos llegó el invento: una locomotora a vapor, tirando de doce vagones atiborrados de autoridades, invitados y demás familia, que fueron basculados en la elegante estación, que todavía hoy, conservamos.
El recibimiento fue multitudinario y muy festejado. Las actas del Ayuntamiento reflejan que en las celebraciones se gastaron 17.749,38 pesetas. Una pasta.
Pero la ocasión lo merecía, porque el tren y las obras de la canalización de la ría marcaban un hito en el avance industrial avilesino. Ya se sabe: importación- exportación multiplicadas.
En el final de aquel siglo XIX, a Avilés se le vino encima una catarata de modernidad: canalización de la ría. Dársena de San Juan de Nieva. Servicio telefónico urbano. Alumbrado público, pionero en Asturias, regalo del marqués de Pinar del Río. Llegada del ferrocarril, propiciada por aquel político-empresario-historiador, que fue el marqués de Teverga.
Adviertan como curraba, por entonces, parte de la nobleza. Para que luego digan.
Y es que hasta el director de la obra ferroviaria fue un conde, el italiano Sizzo-Noris, noble, ingeniero y contratista de la compañía ´Caminos de Hierro del Norte´, a la que se le adjudicaron las obras en 2.500.000 pesetas. Iniciadas el 1 de junio de 1887, día lluvioso según escribe el marqués de Teverga, barrenando las rocas de La Consolación, por debajo de la capilla corverana y continuándose -desde aquí- los trabajos del ´sembrado´ del carril, en ambas direcciones: hacia Villabona (donde enlazaba en la línea principal Gijón-Madrid) y hacia San Juan de Nieva (fin de trayecto).
Tres años después nacía -para los avilesinos- el transporte masivo terrestre, que anuló lo que había. Y así, la diligencia que circulaba entre Gijón y Avilés, rebajó el precio de los billetes a los viajeros, de 4 pesetas a 3. Pero fue inútil, porque capotó.
Ya, en 1854, al poner en marcha el tramo Gijón-Madrid, quedó muy claro que el ferrocarril iba a arrasar como medio de transporte. El dato es demoledor: el tiempo invertido por el tren entre la ciudad asturiana y la capital de España era de 22 horas, contra las 70 (repito: setenta) que tardaba la ´Diligencia de postas´, o coche tirado por caballos, medio tradicional hasta entonces.
Y fue así, como los caballos de vapor sobre caminos de hierro, sustituyeron a los de cascos herrados y crines al viento por caminos polvorientos o embarrados. Moría un romanticismo y nacía otro.
Los carriles pasaron a formar parte del paisaje urbano avilesino, tanto que en 1893 se puso en marcha un tranvía de vapor entre Avilés y Salinas. Un episodio aparte.
Pero, lo que entonces fue progreso, hoy pasa por retroceso. Porque con el trazado ferroviario, de 1890, Avilés le perdió la cara a la ría, que es la madre de su puerto, siendo éste el padre de una villa histórica de muchos perendengues.
Además se ha multiplicado el tráfico urbano hasta niveles abusivos. Por lo que, para seguir progresando, es necesario trasladar o enterrar, los caminos de hierro. Y los otros.
Va a tener razón el intelectual londinense Henry H. Ellis, y lo que llamamos progreso es el cambio de un inconveniente por otro. Y es que los ingleses. ¡pero que demonios! ¡Si hasta inventaron el tren!
Nota
(*) Este texto está publicado también en el diario La Voz de Avilés-El Comercio, con fecha 26 de febrero de 2012, el mismo epígrafe y el subtítulo «En un verano, de finales del siglo XIX, nos llegó el invento del ferrocarril», en la página dominical «Los episodios avilesinos», que Alberto del Río dedica a aspectos históricos, artísticos, biográficos y costumbristas.
Historia de Avilés
Las primeras noticias de la presencia humana en el concejo datan de la Prehistoria. Por los pocos restos que nos han llegado —un hacha del Paleolítico Inferior y tres del Neolítico, estas últimas encontradas en La Rocica—, esta presencia fue más bien escasa. Se desconoce, igualmente, si en el concejo existieron castros. Hay mucha vaguedad también sobre el origen de Avilés. Se supone que proviene de un asentamiento romano cuyo poseedor se llamaba Abilius. Se han encontrado escasos y dispersos materiales de ese período: un capitel de mármol, de orden corintio, reutilizado como pila bautismal en la iglesia de San Nicolás de Bari, y monedas romanas en la ría, Sabugo, Llaranes y La Carriona.
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Referencia
CU4C156 HI8OP8Y 1266738 7AE90KR
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