García Quevedo, Julio

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Descripción

Autor: Ramón Baragaño*, escritor e investigador.

Hijo del doctor Julio García Zabala y de María Fernández Quevedo y González Llanos, Julio García Fernández Quevedo nació en Madrid el 9 de julio de 1877. Su madre pertenecía a una noble familia asturiana, de la que también era miembro el conocido poeta en bable, maestro del humor, José Fernández Quevedo (´Pepín Quevedo´), tío de Julio. Cuando contaba pocos meses de edad, se trasladó con su familia a Avilés, donde residió prácticamente toda su vida.

En la villa avilesina cursó los primeros estudios y el Bachillerato, en el colegio de la Merced, examinándose en el Instituto de Oviedo. Posteriormente, estudió tres cursos de Comercio, a fin de prepararse para ser empleado administrativo de la Compañía Arrendataria de Tabacos. A principios de 1896 aprobó la oposición para dicha plaza, pero entonces se le ofreció la oportunidad de trabajar en el Sindicato Minero del puerto de San Juan de Nieva, lo que le permitiría no tener que moverse de Avilés. Sin dudarlo, tomó posesión de dicho empleo en febrero de ese mismo año. En abril de 1906 contrajo matrimonio con la avilesina Higinia Suárez Puerta, con la que no tuvo descendencia. Llegó a ser apoderado y jefe de explotación del Sindicato Minero y, al revertir los derechos y las concesiones de éste a la Junta de Obras del Puerto y Ría de Avilés, en diciembre de 1929, pasó a desempeñar el mismo cargo en ese organismo, hasta su jubilación.

Aficionado a la lectura desde sus tiempos de estudiante e influido sin duda por su tío ´Pepín Quevedo´, alternó siempre, desde muy joven, su actividad profesional con la literaria. Sus primeros trabajos fueron publicados en la revista local ´La Semana´, en 1898. Cultivó, casi siempre en tono festivo, la poesía en bable y la prosa en castellano, firmando a veces como Julio García Quevedo y otras, más a menudo, con el seudónimo de Y***. Fue colaborador habitual de los siguientes periódicos y revistas avilesinos: ´El Bollo´, ´La Batelera´, ´Heraldo de Avilés´, ´Fe y Acción´, ´Diario de Avilés´ y, sobre todo, LA VOZ DE AVILÉS; más ocasionalmente, también escribió en algunas publicaciones de Gijón y Oviedo, así como en ´El Nalón´, de Pravia, ´Asturias´, de La Habana, y ´La Esfera´ y ´Nuevo Mundo´, de Madrid.

El 17 de agosto de 1927 aparecía en la primera página de LA VOZ DE AVILÉS, una ´Semblanza´ en verso de García Quevedo, firmada por ´Pepín de Avilés´, en la que se dice: «Cual Francisco de Quevedo, es poeta y humorista / que domina guapamente el castellano / y supera en donosura de bablista / al Quevedo, su pariente más cercano. / Quien le vea con bufanda no se asombre / pues el vate es de tal modo friolero / que en el mes señalado en su nombre / estornuda de igual suerte que en enero. / Pasa el día entero escribe que te escribe / ya coplas o ya números con verdadero afán. / Tiene las gafas gordas y el habla delgadina, / nunca queda fartuco de estivas romerías / y siempre saca en verso alguna rapacina / metida entre la prosa de sus Dominguerías. / Dicen que estuvo en Cuba y allí aprendió guajiras, / de aquellas anteriores al enorme ciclón, / y más de una mulata en él puso sus miras / (esto me lo ha contado Manín de Celedón). / Entiende de teatros, de toros y orfeones».

Julio García Quevedo es un poeta en bable de obra estimable, en la que predomina la descripción idílica de la vida en la aldea, al estilo clásico, aunque también escribió poemas de temas festivos y uno en el que ensalza las bondades del concejo de Avilés. En castellano, intercalando a veces el asturiano, escribió unas muy leídas ´Dominguerías´, publicadas en LA VOZ DE AVILÉS entre los años 1924 a 1930, en las que se recogían sucesos locales y unas semblanzas masculinas y femeninas, en verso, bajo los títulos de ´El´ o ´Ella´. A pesar de su extensa producción, nunca publicó ningún libro, por lo que su obra se halla muy dispersa.

El 6 de agosto de 1943, por acuerdo plenario del Ayuntamiento de Avilés, fue nombrado cronista oficial de la villa. El 23 de julio de 1954 le fue concedida, por su larga trayectoria de empleado administrativo, la Medalla del Trabajo en su categoría de plata. Falleció, en su domicilio del número 37 de la calle del Rivero, el 30 de enero de 1957, a los 79 años de edad, según consta en el certificado de defunción (Registro Civil de Avilés, tomo 65, página 73). Es importante precisar la fecha de su defunción, ya que, inexplicablemente, no se menciona en ninguno de los pocos libros o revistas que a él se refieren, sin duda debido a que cuando se publicó su única biografía (la de Constantino Suárez, ´Españolito´) aún no había fallecido, y los autores posteriores no fijan la fecha o dicen que «falleció a muy avanzada edad en Avilés».

A título póstumo se ha publicado parte de la obra poética de Julio García Quevedo. Así, la Gran Enciclopedia Asturiana incluyó en su ´Antología del bable´ (tomo 2, 1977) el poema ´Santos y güenos díes´, de exaltación avilesina. En la revista literaria ´Eneas´ (número 2, 1995) aparecieron tres crónicas en castellano y dos poemas en bable. Y en los últimos años la Academia de la Llingua Asturiana publicó ´Poemes (1918-1919)´, folleto editado en 1998 que recoge seis poemas, y ´Poesía´ (2002, edición de Xosé Lluis Campal), libro que recoge 49 composiciones poéticas publicadas todas ellas, menos las dos últimas, en el diario LA VOZ DE AVILÉS entre los años 1911 y 1952. El mismo organismo editó también, en 2000, el folleto titulado ´Corona poética n´honor d´Armando Palacio Valdés: homenaxes d´Uviéu y Avilés (1906, 1918 y 1920)´, que incluye textos de Pepín Quevedo, Marcos del Torniello y Julio García Quevedo.

NOTA

(*) Este texto se publicó también en el diario La Voz de Avilés-El Comercio, con fecha 8 de mayo de 2010 y título Julio García Quevedo, poeta en bable y cronista de Avilés, en la sección «Pliegos del alfoz», que Ramón Baragaño dedica a investigaciones locales.

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«La repostería asturiana ofrece una amplia variedad de opciones tentadoras. El arroz con leche asturiano es uno de los más conocidos, un postre cremoso y dulce elaborado con arroz, leche, azúcar y un toque de canela. Otro postre tradicional es la casadiella, un dulce de hojaldre relleno de nueces y azúcar.»